Como hemos comentado en anteriores ocasiones la tos crónica es aquella que dura más de 8 semanas mientras que la aguda y la subaguda duran menos. Existen varios problemas de salud que pueden ser la causa de este tipo de tos, entre ellos está el reflujo gastroesofágico.
¿Qué es el reflujo gastroesofágico?
Nuestro aparato digestivo consta de diferentes órganos entre los que se encuentran el esófago (tubo hueco que comunica la faringe (garganta) con el estómago. Sus paredes formadas de músculos impulsan a la comida hacia el estómago a través de contracciones rítmicas, lo que se conoce como peristaltismo) y el estómago (órgano muscular hueco con forma de alubia en el que empieza el proceso de digestión. En él los alimentos se mezclan con los ácidos que producen sus paredes). Entre ambos se encuentra el esfínter esofágico inferior que es el encargado de impedir que el contenido del estómago retroceda al esófago.
Fuente: https://human.biodigital.com/edit?id=production/femaleAdult/female_system_anatomy_digestive_09
En la enfermedad por reflujo gastroesofágico este esfínter esofágico inferior no funciona adecuadamente permitiendo que los contenidos del estómago, influyendo las bilis, pasen de este al esófago, dando lugar a inflamación y dolor en la parte inferior del pecho.
Las paredes del estómago están recubiertas de una mucosa que le protege de sus propios ácidos, pero el esófago no tiene este revestimiento, por lo que cuando el contenido gástrico pasa a él se daña y aparecen los síntomas. Esto se produce especialmente si la persona está tumbada, ya que cuando se encuentra sentada o de pie la gravedad ayuda a que no refluya para atrás, y cuando el estómago está más lleno como ocurre al terminar de comer.
Tomar alimentos grasos, bebidas con gas y cafeína, alcohol y ciertos medicamentos, además del sobrepeso y el tabaquismo son factores que contribuyen a su aparición.
Síntomas
El más evidente es la sensación de quemazón detrás del esternón (ardor o acidez de estómago) y puede ir acompañado de regurgitación, es decir, que el contenido del estómago alcanza la boca, lo que en ocasiones da lugar a dolor de garganta, sensación de tener un nudo en ella, ronquera y/o tos. Si el contenido pasa a los pulmones se puede producir tos y/o pitidos en el pecho al respirar.
Cuando la pirosis (ardor de estómago) es de larga duración puede producir dificultad para tragar (disfagia), y problemas en el esófago como inflamación (esofagitis), heridas (úlceras), estrechamiento o, incluso, cáncer.
Diagnóstico
Cuando los síntomas sugieren este problema puede empezarse el tratamiento sin la realización de pruebas, que muchas veces se reservan si el tratamiento no funciona o si los síntomas han estado presentes durante mucho tiempo antes sin tratamiento para ver las consecuencias que ha podido tener a nivel del esófago.
La endoscopia consiste en la introducción de una sonda flexible con una cámara a través de la boca para ir viendo cómo se encuentra el esófago por dentro. Si los médicos lo ven necesario pueden coger una muestra de tejido durante esta prueba para analizarlo (biopsia).
Si los resultados de la endoscopia y biopsia son normales pero los síntomas sugieren la presencia de reflujo, el médico puede mandar una prueba de pH esofágico. Consiste en introducir una sonda fina y flexible con un sensor en el extremo a través de la nariz y hasta la parte inferior del esófago. Esta sonda se mantiene durante 24 h y permite monitorizar los niveles de ácido del esófago y la relación entre los síntomas y el reflujo.
Con una manometría se puede ver la presión que genera el esfínter esofágico inferior y ayuda a averiguar si su funcionamiento es el adecuado.
¿Cómo se puede prevenir?
Para aliviar los síntomas del reflujo se aconseja dormir con el cabecero de la cama elevado unos 15 cm, pero no colocando almohadas debajo de la cabeza. Con ello se facilita la acción de la gravedad y se impide el retroceso del contenido del estómago al esófago.
Además, se recomienda evitar los alimentos y medicamentos que estimulan la producción de ácido, comer en las 3 h antes de acostarse y no tener sobrepeso.
¿Qué tratamientos hay?
Para tratar el reflujo gastroesofágico podemos tomar medicamentos que reduzcan la producción de ácido gástricos.
En los casos en los que haya un estrechamiento del esófago se puede hacer una dilatación del mismo con una sonda.
Si aparecen células cancerosas se podrán extirpar mediante cirugía .
Se podrá aplicar cirugía como opción de tratamiento en personas cuyos síntomas no se alivian con el tratamiento con medicación o en los casos en los que las úlceras, hemorragias o inflamación del esófago perdura tras el alivio de síntomas.
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